Es necesario considerar además del aspecto educativo aspectos como el social, político, económico, filosófico, antropológico, espiritual, etc., entendidos como aspectos del conocimiento, al igual que con la experiencia vital. Los procesos de construcción de conocimiento y experienciales, desde la propuesta de transición de la Especialización en Desarrollo Humano con énfasis en Procesos Afectivos y Creatividad a la Maestría en Desarrollo Humano y Educación Socioafectiva, vinculan de manera estrecha las realidades de los estudiantes con distintas vertientes teóricas que, desde diferentes disciplinas, abordan la condición humana en sus variados aspectos, y a la vez promueven un proceso de autoconocimiento para que el quehacer académico sea un proceso de permanente relación entre lo teórico y lo práctico. Con este procedimiento la maestría busca adelantar procesos de comprensión de las diferentes realidades y generar aportes que contribuyan tanto a la transformación positiva del estudiante como a la transformación de su entorno social y educativo.

El proceso implica abordar la realidad del conflicto social, del escenario cotidiano que rodea al estudiante, no solo en el plano nacional sino mundial, para entender la importancia de valorar de manera suprema la condición humana con las implicaciones que esta valoración tiene para el desarrollo humano al activar diferentes recursos personales desconocidos por los estudiantes y sus contextos, y que se identifican a partir de ejercicios de afectividad y prácticas desde los distintos campos artísticos que dinamizan la percepción, la sensorialidad y la expresión. En este sentido, la maestría trasciende las prácticas tradicionales al centrar su acción desde los recursos educativos en el estudiante, pasando del plano de la interacción dentro de las teorías puras para vitalizar dichas teorías como recursos para la propia vida.